Reflexiones
YO NO HABLO, ESCUCHO
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
Todos tenemos necesidad de ser escuchados. Esta necesidad es fundamental desde el punto de vista emocional y psicológico, y no tiene que ver ni con la debilidad emocional ni con la falta de madurez. Simplemente, “existimos”, y existir es aparecer, emerger, ser hacia fuera.
De alguna manera nuestra existencia se consagra por nuestra exposición (exponerse: ponerse-fuera, darse a conocer). Ahora, cuando somos escuchados, nuestro ser se revela, nuestros sentimientos y pensamientos se exteriorizan y así podemos ser mejor conocidos o re-conocidos por los demás (y también por nosotros mismos).
Poder conocer a alguien de manera profunda requiere, mínimamente, de dos aspectos; primero, de la “disposición de esa persona para exponerse”, pero también se necesita de nuestra “actitud contemplativa” al escucharlo.
Resulta verdaderamente fascinante (aunque a veces sea temiblemente desafiante) detenernos a escuchar a personas con quienes nunca habíamos conversado y sorprendernos con las novedades que se develan y que actualizan (y a veces, transforman totalmente) lo que ya sabíamos acerca de ellas.
Esto también es aplicable a Dios.
Dice la Biblia en Romanos 10:17 que “la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo”, y en 1 Corintios 8:2 que “si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.” Para conocer a Dios debemos escucharlo más y mejor; cultivar una «actitud contemplativa», abierta al misterio y la sorpresa, porque Dios es más de lo que ya conocemos acerca de Él.
Siempre recuerdo la frase expresada por Teresa de Calcuta en un reportaje que me resultó muy significativo. El reportero le preguntó cómo era un día común para ella, y en la descripción de sus actividades mencionó que le dedicaba varias horas a la oración. El periodista, sorprendido, le preguntó: «¿Y qué es lo que le dice a Dios tanto tiempo?», a lo que ella respondió: “La mayoría del tiempo yo no hablo, escucho”.
¡Impactante!!!… Qué manera tan poco usual de oración describía Teresa. Ella dedicaba horas a encontrarse con Dios, pero la mayor parte de su tiempo lo utilizaba para contemplarlo… escucharlo…
Dice en el libro de Jeremías 33:3, “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.”
Dios está permanentemente abierto y deseoso de escucharnos y atendernos, pero también tiene el deseo de ser conocido por nosotros. Pero, ¿cómo puede revelarnos las cosas “grandes y ocultas” que todavía no sabemos si solo nos vinculamos con él en relación a nuestras propias urgencias y no nos disponemos a pasar tiempo escuchando su voz?
Es necesario que nos tomemos tiempo para conocerlo profundamente, y para eso debemos desarrollar y sostener esta “actitud contemplativa”, con más tiempo en su presencia, ante su Palabra, para poder escuchar su voz y descubrir la profundidad de sus sentimientos, la perfección de sus pensamientos y los misterios de su perfecta voluntad.
Te mando un fuerte abrazo.
Sergio Daniel López