Iglesia Evangélica Bautista de Flores

Reflexiones

SER COMO NIÑOS

Reflexiones breves de inicio de semana

Por Sergio Daniel López

lunes 14 de febrero de 2022

Me resulta atractivo observar el comportamiento de los niños. Siempre pueden sorprenderte. Sus respuestas, sus acciones, sus inquietudes, etc., la mayoría de las veces van por lugares que resultan inesperados.

Esto hace que mucho de lo que hacen los niños, simplemente por ser tan diferente a lo que haría un adulto, no sea tomado con demasiada seriedad. De hecho, hay personas que se sienten molestas con la presencia de los niños… porque ellos desordenan, hacen ruido, interrumpen las charlas, son inquietos, demandan atención, y cuando están, da la impresión que no dejan lugar para “las cosas importantes de los adultos”.

Y algo de esto les debe haber pasado a los discípulos de Jesús. En S. Mateo 19.13-14 se nos cuenta que: “Llevaron unos niños a Jesús, para que pusiera sobre ellos las manos y orara por ellos; pero los discípulos comenzaron a reprender a quienes los llevaban. Entonces Jesús dijo: ‘Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos’.”

De alguna manera, es como si les hubiera dicho: “Hoy no voy a hablar yo, sino que observen a estos niños y aprendan de ellos, ¡porque el reino de Dios es de los que SON COMO ELLOS!!!”

Los niños son muy curiosos y desean siempre descubrir y conocer más. Preguntan, buscan, investigan, insisten y vuelven a preguntar. Tienen una necesidad imperiosa de conocer lo que los rodea, de probar todo lo que tienen a su alcance, de ver cómo es y cómo funciona, de abrir y descubrir. Siempre quieren más, y se lanzan con todas sus fuerzas a conocer más de lo que ya conocen.

Dice Jeremías 29.13: “Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.” Por lo tanto, una “curiosidad visceral” como la de los niños es la que nos puede llevar a descubrir más de Dios y sus propuestas), porque al movernos para conocerlo más íntimamente, él se deja en encontrar y nos revela su propio corazón y propósitos.

Los niños creen sin ver, confían sin entender y se entregan sin dudar. Viven confiados en quienes los rodean. Están cómodos dependiendo de las personas que los cuidan, y sienten completa paz respecto de sus necesidades porque confían de manera natural en que todas ellas estarán cubiertas por sus padres. No analizan demasiado lo que se les dice, ellos simplemente creen, aún en las peores condiciones.

El Salmo 34.8: dice: “Prueben y vean que el Señor es bueno. ¡Feliz el hombre que en él confía!” y leemos en S. Mateo 6:31-33: “Así que no se preocupen, preguntándose: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué vamos a vestirnos?’ Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.”

Ser como niños implica también imitar la actitud de confianza total al Padre, entregándonos a él y a su voluntad porque de ese modo, sea cual fuere la situación que vivamos, todo va a estar bien, todo va a estar cubierto, y en lugar de intranquilidad o inseguridad viviremos en un estado de felicidad.

Seguramente hay muchas más cualidades en los niños que podríamos nombrar para imitar, pero sería maravilloso que en esta semana nos animemos a explorar en estos dos aspectos: la inquietud por descubrir y conocer más de Dios, y una confianza cada vez mayor de que Dios cuida de modo especial a quienes en él confían.

Te mando un fuerte abrazo.

Sergio