Reflexiones

¿POR QUÉ NO HACE LO QUE LE PIDO?
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
Pensando en la reflexión de esta semana, recordé una vivencia particular de cuando tenía alrededor de 7 años. Yo vivía en el barrio de Villa Pueyrredón, en la Ciudad de Buenos Aires, y era muy común que los niños anduviéramos jugando en la calle o haciendo “mandados” (compras), porque no existían los riesgos de hoy.
La cuestión es que un día, mi mamá me pidió que fuera a “lo de Horacio” a comprar “nuez moscada” (Horacio era el dueño del almacén que estaba a unos 40 metros de mi casa).
Recuerdo la cara de sorpresa de mi mamá cuando regresé y le entregué orgulloso lo que había comprado: ¡una botella de “moscato”! (para quienes no lo saben, el “moscato” es un vino dulce que se solía tomar con el postre). Obviamente que tuve que volver a cambiarlo y disimular mi vergüenza ante la carcajada interminable de mi querido almacenero Horacio y su esposa al conocer mi equivocación.
Esta escena puede resultar tierna, pero lo cierto es que casi nunca resulta gracioso pedirle algo a alguien y recibir otra cosa totalmente diferente. Cuando nos ocurre esto, nos invade el enojo y muchas veces terminamos diciendo internamente: “¿para qué le pido algo si ya sé que no se puede contar con él (o ella)?
Estoy casi seguro de que conoces perfectamente este tipo de experiencia. Es que los otros pueden equivocarse, escuchar mal, y aún hasta modificar nuestro pedido por creer que es mejor, pero desconocen lo que verdaderamente necesitamos, y el resultado es siempre el mismo: frustración.
Este fenómeno también podríamos vivirlo en relación a Dios, y sentirnos defraudados porque no contesta alguna de nuestras oraciones tal y como lo esperamos. Pero la gran diferencia entre Dios y el resto de las personas es que Él conoce verdaderamente lo que necesitamos, más aún de lo que nosotros mismos conocemos. Podemos leer en Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.»
Por lo general, nuestras peticiones tienen que ver con nuestros deseos de satisfacción inmediata, y obviamente pedimos en relación a esto, y no recibimos porque desconocemos la realidad con la misma perspectiva que Dios la conoce.
Pero los hijos de Dios contamos, también en estas circunstancias, con el Espíritu Santo quien “nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los del pueblo santo.” (Romanos 8:26-27)
¿Pedís y no recibís lo que vos querés?… No te enojes con Dios, por el contrario, acércate más a Él, medita en su Palabra, y explora la experiencia de quedarte en silencio en su presencia para escuchar la voz suave del Espíritu Santo quien ruega a Dios en favor tuyo, pero también te ayudará con su voz a alinear tus oraciones hacia lo que sí es bueno para tu vida y obviamente está en concordancia con los propósitos perfectos de Dios.
Te quiero dejar unas frases de una canción que impactó mi vida en esta última semana:
“Dios sabe lo que hace, Él no llega tarde, Él no se equivoca, siempre está en control. Dios sabe lo que hace aún en lo inexplicable. Él es incuestionable cuando algo en tí determinó. Dios sabe lo que hace, Él conoce los tiempos. No pierdas la esperanza, Él está en control. Dios sabe lo que hace, aunque tú no comprendas. Él es tu fortaleza en tiempos de aflicción. Dios sabe lo que hace:”
Te mando un fuerte abrazo.
Sergio.