Somos bendecidos para bendecir:

«Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas». Proverbios 3:9

«El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado». Proverbios 11:25

«Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes». Lucas 6:38

«Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios». 2 Corintios 9:11

El diezmo y las ofrendas son la manera de proveer para los servicios del templo y las necesidades de la comunidad:

«Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde». Malaquías 3:10

La ofrenda es ofrecida a Dios y debe ser voluntaria:

«Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido». Crónicas 29:14

«Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene, y no según lo que no tiene».2 Corintios 8:12

«Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría». 2 Corintios 9:7

Los administradores deben ser fieles

La entrega de ofrendas es un privilegio y deber de los miembros de la iglesia a quienes la Comisión de Finanzas informa en detalle el destino de las mismas en cada Asamblea.