Reflexiones
NO TE OLVIDES DE TRAER HOY UNA PIEDRA
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
Siempre recuerdo el gran interés que mi mamá (profesora de geografía y con cierta fascinación por la geología) tenía por las “piedras”.
Las juntaba y las clasificaba con mucha dedicación, y en un tiempo era bastante habitual verla llegar a casa con alguna “piedrita” nueva para su colección.
Algunas de ellas habían sido compradas (venían en cajitas con tapa transparente con los nombres de cada piedra etiquetada); otras llegaban a través de sus alumnos que conocían su particular interés, pero la mayoría, eran tomadas de los diferentes lugares que visitaba. Todas ellas eran de diferentes formas, colores y composición, y realmente era muy atractivo ir a esa colección y mirarlas una y otra vez.
En la actualidad, la sola palabra “piedra” nos lleva a pensar en ataduras, sobrecargas, dificultades… Usamos frases como: “quitar las piedras del camino”, “tropezar con la misma piedra”, siempre como expresiones negativas, pero, así como lo hace un coleccionista, podemos encontrar modos diferentes de pensar en las piedras, y en cómo utilizarlas.
De hecho, hay una manera muy particular, que podemos encontrar en la historia del pueblo de Israel. Cuando cruzaron el río Jordán y entraron en la “tierra prometida”, luego de estar 40 años en el desierto, se produjo un evento espectacular e inolvidable que podemos leer en Josué 4.14. Dice que “el agua (del río Jordán) dejó de correr y se acumuló. La que corría hacia el Mar Muerto siguió su curso hasta desaparecer. Entonces el pueblo cruzó el río frente a la ciudad de Jericó”. No hay ninguna duda de lo sorprendente que habrá sido este evento en el que este pueblo constató, una vez más, que Dios estaba con ellos actuando de manera maravillosa y sobrenatural.
Pero algo muy inspirador para mí es lo que hizo el pueblo luego de cruzar el Jordán. Josué les pide que junten “12 piedras” del medio del cauce seco del río por donde habían pasado, y que con ellas hagan un monumento con un propósito: “cuando sus hijos les pregunten qué significan, ustedes les dirán que, cuando los sacerdotes entraron al río con el cofre del pacto, las aguas del Jordán dejaron de correr. Así que estas piedras les recordarán siempre a los israelitas lo que Dios hizo aquí.” (Josué 4.6-7).
Esas “piedras” serían un lugar hacia el cual mirar para poder recordar con agradecimiento el obrar de Dios en el pasado, pero al mismo tiempo resultaría como una señal que inspiraría a las personas y sus descendencias en la afirmación de la fe en Dios para transitar los desafíos futuros.
Viendo lo que hizo el pueblo de Israel, recuerdo la colección de piedras de mi casa que cada tanto iba a mirar y disfrutar de niño, y pienso en mi propia vida preguntándome: ¿Cómo está mi “colección de piedras”?, ¿Cuántos lugares y días de mi vida transito sin parar a “juntar ninguna piedra”?, ¿Cuántas veces me tomo el tiempo de agradecer a Dios y dar testimonio de lo que él hizo (y está haciendo) conmigo?, ¿Cuántos días hace que mis hijos, amigos, padres, compañeros no ven un altar hecho por mí que les inspire a confiar en Dios?…
Deseo que, en esta semana, cada día pueda ser una ocasión bien aprovechada de agregar a nuestras colecciones “piedras nuevas”, “piedras preciosas”, “piedras únicas”, que sean registros del obrar también nuevo, precioso y único de Dios en mi vida; señales y testimonios a los que podamos mirar para agradecer, y para disfrutar y compartir con otros.
Te mando un fuerte abrazo.
Sergio.