Iglesia Evangélica Bautista de Flores

Reflexiones

MERECER O RECIBIR

Reflexiones breves de inicio de semana

Por Sergio Daniel López

lunes 23 de mayo de 2022

La semana pasada se llevó a cabo en argentina la entrega de los premios “Martín Fierro” (algo así como los “Oscar” domésticos).

Las celebridades del espectáculo tuvieron su fiesta especial, y fueron galardonados aquellos que se destacaron en diferentes espacios de la radio y la televisión argentina.

Cada año somos espectadores de decenas de eventos que promueven reconocimientos a quienes, en los diferentes ámbitos de la ciencia y la cultura, se han destacado de alguna manera. Así es que existen los premios “Nobel” en ciencias, los “Pulitzer” en el periodismo, los “Grammy” en la música, el “Balón de Oro” en fútbol, etc.

Supuestamente, cada uno de estos premios, son otorgados a quienes lo merecen, aunque muchas veces los resultados no dejan conformes ni al público ni a los mismos nominados, ya que en definitiva, siempre existe una decisión subjetiva que podría dejar sin premio a alguien que lo hubiera merecido más que aquellos que fueron galardonados. De hecho, tenemos un Borges sin premio Nobel, o un Benzemá o Lewandowsky, por ahora, sin Balón de Oro.

Es decir que podemos ver que, en estos casos, se dan tres tipos de realidades: a) Aunque muchos lo merezcan, uno solo recibe el premio; b) Los que realmente merecen el premio, no siempre lo reciben; c) Los que lo reciben, no siempre son lo que se lo merecen.

Esto no pasa sólo en las premiaciones, sino que es algo que observamos y sufrimos en diversas situaciones de lo cotidiano. Pero ¡qué gran contraste existe respecto lo que nos sucede con Dios!… En Romanos 6:23 leemos: “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios (regalo, don) es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”

Esto deja claro que no hay quien merezca su reconocimiento y su salvación, pero al mismo tiempo, que la salvación está disponible para todos, porque Jesucristo pagó con su muerte por nuestros errores.

Ante él, el fenómeno parece ser radicalmente opuesto: a) El regalo, reconocimiento o premio, no es para uno solo, sino que es para todos; b) Nadie se lo merece realmente; c) Lo obtienen sencillamente todos los que se acercan a recibirlo.

Todos somos inmerecedores de recibir la bendición de estar cercanos a Dios, y no tenemos ninguna chance de lograrlo con algún esfuerzo personal. Sin embargo, Dios sigue ofreciendo su salvación a todo aquel que se acerca a recibirlo.

Dice en S. Juan 1.11-12: “Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.”

Dios quiere darnos un futuro de eternidad en comunión con él. Estará en nosotros recibirlo o no, pero si lo hacemos, nos haremos acreedores de un título mayor que cualquiera que podamos ganar en la tierra: seremos hechos Hijos de Dios.

Deseo profundamente que en esta semana muchos puedan reconocer el amor maravilloso de Dios y responder afirmativamente a su generosa invitación de darnos el regalo (inmerecido, pero aún disponible) de la salvación en Jesucristo; y también, que aquellos que ya lo recibimos, estemos plenamente conscientes de la grandeza de su gracia para vivir cada día en agradecimiento y honra a aquél que nos amó de tal manera.

Te mando un fuerte abrazo.

Sergio