Iglesia Evangélica Bautista de Flores

Reflexiones

LA FIESTA Y LA LISTA DE INVITADOS

Reflexiones breves de inicio de semana

Por Sergio Daniel López

lunes 1 de noviembre de 2021

En mi familia estamos experimentando algo muy especial: nuestra hija menor, entró en la etapa de las fiestas de cumpleaños de 15.

Es un tiempo maravilloso para disfrutar más tiempo con sus amigos fuera de sus rutinas cotidianas, en lugares nuevos, comiendo cosas especialmente preparadas, y con todo lo que rodea a este tipo de eventos (la música, la vestimenta, etc.).

Así es que en nuestras últimas semanas nos vimos involucrados en la tarea de acompañar y atender cuestiones tales como: “¿Dónde es la fiesta?”, “¿Qué te vas a poner?”, “¿Qué te parece que le regalemos?, ¿“A qué hora hay que llevarte… o ir a buscarte?”, y una pregunta más que me impacta de un modo especial: _“¿Quiénes están invitados?_

No sé si alguna vez te tocó organizar una fiesta, pero una de las mayores complicaciones que tiene esto es la de hacer la “lista de invitados”.

Nos genera tensión, nos impone limitaciones, casi nunca podemos invitar a todos los que queremos, y muchas veces, tenemos compromisos que significan tener que invitar a personas que no querríamos invitar.

Pero creo que lo peor que podría pasarnos luego de todo ese proceso racional y afectivo de definir la “lista de invitados” y del esfuerzo económico que representa asignar cada lugar, es que algunos de los invitados no asistan y nos deje sus lugares vacíos.

En el evangelio de Lucas, podemos encontrar un relato muy interesante. Dice: “…un hombre que estaba sentado a la mesa con Jesús exclamó: «¡Qué bendición será participar de un banquete en el reino de Dios!». Jesús respondió con la siguiente historia: «Un hombre preparó una gran fiesta y envió muchas invitaciones. Cuando el banquete estuvo listo, envió a su sirviente a decirles a los invitados: “Vengan, el banquete está preparado”. Pero todos comenzaron a poner excusas. Uno dijo: “Acabo de comprar un campo y debo ir a inspeccionarlo. Por favor, discúlpame”. Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y quiero ir a probarlas. Por favor, discúlpame”. Otro dijo: “Acabo de casarme, así que no puedo ir”. »El sirviente regresó y le informó a su amo lo que le habían dicho (…) Entonces su amo dijo: “Ve por los senderos y detrás de los arbustos y a cualquiera que veas, insístele que venga para que la casa esté llena. Pues ninguno de mis primeros invitados probará ni una migaja de mi banquete”. (S. Lucas 14:15-21 y 23-24)

Lo que Jesús estaba diciendo es que hay una fiesta preparada; una celebración única que es la experiencia de tener parte en el reino de Dios. Es la fiesta del reencuentro; la celebración de su presencia, el disfrute de una vida compartida con él. Éste es un banquete al cual estamos invitados.

Lamentablemente, tal como el relato lo menciona, hay personas que se llenan de excusas, y sus prioridades terrenas les impiden gozar de esta vivencia extraordinaria.

Es valioso ser buenos administradores de nuestros recursos económicos, ser responsables con nuestras tareas, ser comprometidos con nuestras relaciones interpersonales, etc., siempre y cuando estas cosas no se transformen en una prioridad que nos deje fuera del banquete de Dios que es la vida en comunión con Él.  

La mesa está servida, la casa está preparada, el anfitrión nos espera, Dios mismo nos puso en la “lista”, nos eligió especialmente y Jesús pagó el precio de nuestro lugar… ¿y te vas a quedar afuera?

Te mando un fuerte abrazo.

Sergio Daniel López