Creo que todas las personas desean gozar de la vida. Tener gozo, sentir alegría, es una aspiración que probablemente sea universal; pero, ¿qué es verdaderamente el gozo?

El gozo es: “Alegría del ánimo.” “Sentimiento de complacencia en la posesión, recuerdo o esperanza de bienes o cosas apetecibles.” Es decir que el gozo es un estado de alegría causado por la contemplación de algo que tenemos, que tuvimos o que tendremos, y que es grato para nosotros.

Nos produce gozo el recuerdo de algo que fue valioso, nos produce gozo tener en el presente algo que nos trae bienestar o satisfacción, y también nos trae gozo el saber que estamos por recibir algo que va a ser muy bueno para nosotros; pero lamentablemente, nuestras circunstancias (y la manera en que las enfrentamos) podrían interrumpir de manera completa la experiencia del gozo.

En la Biblia hay un texto referido al gozo que siempre me generó un gran interés: “Estad siempre gozosos” (1 Tesalonicenses 5.16)… sólo eso.

Recuerdo a un amigo que al encontrarse con cualquier dificultad usaba en tono de broma una frase muy particular: “esto me quita el contentamiento”. Si bien él lo decía en forma graciosa, la realidad de la mayoría de nosotros es que la experiencia de gozo parece ir y venir. Una mala contestación de alguien, una frustración en cualquier proyecto, una mala noticia, son pequeños detonantes capaces de producir un desmoronamiento de nuestro ánimo, y lograr hacer desaparecer nuestro gozo.

Es por eso que muchas veces me pregunté: ¿será realmente posible alcanzar un estado de gozo permanente?… ¿una alegría que esté siempre presente?…

La sola recomendación del apóstol Pablo nos da la pauta de que “SI”, es algo que se puede lograr aunque parezca una “Misión Imposible”. Él no dice: “cuando puedan, traten de estar gozosos”, o “estén gozosos el mayor tiempo posible”… ¡nada de eso!;  el imperativo del texto es: “Estén siempre gozosos”, es decir que se trata de un estado que, además de ser algo que se puede lograr, también puede ser un estado constante.

Pero ¿de qué se trata esto de estar siempre gozosos?, ¿acaso no podemos sentir dolor, o sentimientos de tristeza, o cualquier otro sentimiento de malestar?… acaso no fue el mismo Jesús quien nos dijo que en el mundo tendremos aflicción? (S. Juan 16.33)

En Filipenses 4.4 se aclara un poco la visión de Pablo, porque allí escribe: “Alégrense (regocíjense) siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense!”.

Obviamente que podemos sentir dolor, angustia, tristeza, decepción, pero él apunta a que no perdamos la visión de Cristo, de lo que hizo, de lo que hace y de lo que hará “por”, “en” y “con” nosotros, porque es allí, en la conciencia surgida en la contemplación de Cristo que podemos trascender el impacto negativo de nuestras circunstancias pasajeras, y un gozo profundo y constante fundado en EL SEÑOR se manifiesta en nuestras vidas.

Deseo que en esta semana podamos ir más allá de las circunstancias, y permanecer con la mirada puesta en lo que tenemos en Cristo. Recordando y contemplando la grandeza de su obrar en el pasado, su accionar permanente en el presente y afirmados en la certeza de que pronto recibiremos todo lo que prometió.

Que Dios te bendiga con esta preciosa experiencia.

Te mando un fuerte abrazo.

SERGIO