Iglesia Evangélica Bautista de Flores

Reflexiones

A PONER A PRUEBA A DIOS

Reflexiones breves de inicio de semana

Por Sergio Daniel López

lunes 9 de mayo de 2022

La sola lectura del título que le puse a esta reflexión me dispara un montón de sensaciones inquietantes, porque “poner a prueba a alguien” es posicionarse en la duda acerca de éste, y en algún sentido, demandarle que manifieste sus atributos o cualidades.

“Poner a prueba” es algo que hacemos constantemente con las cosas y también con las personas.

Por ejemplo: si estamos por comprar un auto y encontramos uno que nos gusta, lo primero que hacemos es “salir a probarlo”, porque necesitamos saber cómo es su funcionamiento, cuáles son sus prestaciones, que podemos esperar o no de él, etc.; pero lo mismo hacemos con (y “entre”) las personas.

Cuando comenzamos con un trabajo, seguramente estaremos un tiempo “a prueba”, antes de que nos confirmen en el empleo, y del mismo modo nosotros estaremos “probando” si ese empleo (con esos jefes, esos compañeros, esas tareas, ese pago, etc.) tiene las cualidades y ventajas que nosotros esperamos.

También sucede claramente cuando dos personas se enamoran; lógicamente estarán vinculándose un tiempo “a modo de prueba” para poder conocerse y confirmar si la elección de estar juntos es algo viable y conveniente.

Ahora, la sola idea de probar a Dios puede resultar descabellada para algunos, o irreverente y soberbia para otros.

Alguien podría decir: “¿Vos te volviste loco???… ¿cómo se te ocurre tener la osadía de “probarlo a Dios?… ¿quién te crees que sos?…” Sin embargo, lo de “probar a Dios”, es algo que, el mismo Dios, nos invita a hacer.

Dice en Malaquías 3:10: “Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales— les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! *¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!*”

En este pasaje bíblico, Dios le está hablando a un pueblo que le había dado la espalda. Había abandonado su fe, había traicionado a Dios y se había alejado completamente de él y sus propósitos, y por ello estaba sufriendo consecuencias lamentables. Del mismo modo nosotros, cuando creemos que no necesitamos de Dios, no le damos el lugar que él merece tener en nuestras vidas, también sufrimos consecuencias terribles.

Aparecen el “hambre”, “la pobreza” y la “sequía” espiritual que vamos experimentando en forma de ansiedad, angustia, sin sentido, miedo, falta de proyecto, soledad, sensación de fracaso, etc. Mientras esto ocurre con nosotros, Dios está allí, sin poder bendecirnos, simplemente, porque no le damos nada de nosotros, ni siquiera el interés por conocerlo.

Pero esta invitación del texto bíblico es totalmente aplicable a nosotros, y Dios nos está diciendo que lo que estamos viviendo, por más difícil y duro que sea, puede ser transformado en un tipo de bendición de magnitudes insospechadas, si es que le damos a él, el lugar que nunca debimos haberle quitado. Dios te habla (y me habla) personalmente diciendo: “¡Probame, vení!.

Entrégame tu vida en fe y reconocimiento. Dame un espacio en vos, y vas a ver como yo entonces también te daré de mí riqueza, y serás envuelto en una bendición tan grande que no podrás ni siquiera abarcarla. ¡Inténtalo!

Deseo que cada uno de nosotros pueda experimentarlo en esta semana.

Te mando un fuerte abrazo.

Sergio