Iglesia Evangélica Bautista de Flores

Reflexiones

VALLES SOLEADOS, VALLES OSCUROS

Reflexiones breves de inicio de semana

Por Sergio Daniel López

lunes 7 de noviembre de 2022

Un valle es un terreno llano cuyo nivel es más bajo que lo que lo rodea. En muchos casos, éstos están rodeados por montañas o cordilleras lo cual los enmarca de una manera singular. Habitualmente, contienen también algún río que, dirigiéndose a su desembocadura, lo recorre de lado a lado. Esto hace que muchos valles sean terrenos muy fértiles y deseables para desarrollar la vida humana.

En días soleados, los valles suelen cobrar un esplendor único debido a la multiplicidad de contrastes de formas y colores que se configuran para crear paisajes verdaderamente maravillosos; pero al caer la noche, muchos de esos mismos valles van perdiendo su encanto y atractivo porque las montañas a su alrededor comienzan a agigantar sus sombras dejándolo sólo como un inmenso hoyo oscuro.

Del mismo modo puede suceder con nuestra vida. Hay momentos en que las circunstancias suelen ser “luminosas y coloridas”, todo marcha bien, y solemos tener una sensación muy intensa de alegría, alivio, despreocupación, liviandad, etc. Pero esto no dura para siempre.

Como decía el sabio: “Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso[a] bajo el cielo: Tiempo de nacer, y tiempo de morir; Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; Tiempo de matar, y tiempo de curar; Tiempo de derribar, y tiempo de edificar; Tiempo de llorar, y tiempo de reír” (Eclesiastés 3.1-4)

Por eso es muy probable que, tal como sucede en el anochecer del valle en el que la luz del sol va cediendo su espacio a las sombras gigantescas de las montañas, así también mucho de aquello que en nuestra vida era maravilloso comience a diluirse dando paso a otras experiencias que nos pueden traer dolor, quitarnos el gozo y llenarnos de desaliento, espanto y temor.

A estas situaciones refiere el salmista David en su célebre Salmo 23.4 cuando dice: “Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.”

David, cuya tarea juvenil era cuidar del ganado de su padre, conocía mucho de la realidad que vivían sus ovejas. Cada día, cuando se acercaba el anochecer y la luz comenzaba a apagarse, él estaba allí con su presencia, su vara y su callado, acompañando y garantizando la seguridad de todo el redil.

Es muy probable que esta experiencia lo haya llevado a mirar en dirección a su propia vida y compartirnos a través del salmo mencionado, el reconocimiento de la existencia de momentos difíciles (sentidos como la mismísima sombra de la muerte), pero evocarlos para expresar la certeza de la presencia, la compañía y el cuidado de Dios, quien le llenaba de seguridad, aliento y coraje en medio de esas mismas dificultades.

No importa cómo o cuál es la circunstancia que estemos atravesando, aun en medio de lo que es sombrío e incierto, Dios está cercano para que le busquemos y nos aferremos a él en la confianza plena de que su presencia nos consolará, nos afirmará y nos llevará a lugar seguro.

Te mando un fuerte abrazo.

Sergio.