Reflexiones
LA BUENA MEMORIA
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
La memoria es una capacidad mental que nos posibilita registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). Entonces, el uso de la memoria es una práctica constante de nuestra cotidianeidad y extremadamente necesaria en nuestra vida.
Necesitamos recordar si se nos acabó la sal, el aceite, el detergente, o lo que sea necesario para poder hacer las compras adecuadamente; un trabajador necesita recordar las diferentes tareas que debe asumir cada día laboral; un estudiante necesita memorizar términos y definiciones; un padre necesita recordar la hora en que debe ir a buscar a sus hijos a la escuela; etc.
Hay quienes viven felices y confiados por su “buena memoria”, otros sienten que la van perdiendo, y con ello, entran en un estado de confusión que les llena de temor e inseguridad.
Pero aún las personas con Alzheimer (que han perdido gran parte de su capacidad cognitiva) recuerdan, por ejemplo, que un “tomate es un tomate”, o qué significa “no sé”, cuando expresan su incapacidad para dar respuesta a alguna pregunta.
En definitiva, la memoria es una capacidad de las personas que es absolutamente indispensable para la vida, y nada de lo que hacemos podría hacerse sin algo de ella.
Ahora quiero hacerte una pregunta: ¿Cómo usas tu memoria?
Hay personas que viven especialmente atraídos en la acción de retener y recordar sólo aquello que les hizo daño, y a raíz de esto, viven llenos de dolor, rencor, sensación de injusticia y necesidad de venganza. En este caso, tienen “buena” y “mucha” memoria, es decir que los recuerdos están disponibles y presentes, pero terminan también siendo disfuncionales porque son afectados, y aun definidos, a partir del modo o dirección hacia donde se enfocan.
“Pero, ¿qué querés?, ¿con lo que me hicieron…?”, “con lo que yo viví…”, “con lo que me pasó…” son expresiones que, en general, nos limitan.
Pero la salida, no es la negación de nuestro pasado crítico, sino la experimentación del encuentro íntimo y permanente con Dios. De ese modo, comenzamos a llenarnos de memorias que apuntan a su obrar a favor nuestro, y a partir de allí, toda nuestra perspectiva cambia de modo radical.
Escribe el rey David: “Que todo lo que soy alabe al SEÑOR; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí” (Salmo 103.2); “…él se fijó en mí y oyó mi clamor. Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó. Oh Señor mi Dios, has realizado muchas maravillas a nuestro favor. Son tantos tus planes para nosotros que resulta imposible enumerarlos. No hay nadie como tú. Si tratara de mencionar todas tus obras maravillosas, no terminaría jamás.” (Salmo 40.1-2 y 5)
David recuerda, tiene memoria, no niega su pasado de “lodo y desesperación”; pero al resaltar la manera en que Dios transformó su vida, su vivencia toma otro curso y otra dimensión.
¿Cómo crees que sería esta semana para vos y para mí, si cada día recordamos, anotamos, y agradecemos cada una de las maravillas de Dios a nuestro favor? … te lo dejo como una invitación a experimentar.
Te mando un fuerte abrazo.
SERGIO