Reflexiones
JUNTOS, EN ARMONÍA
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
Nunca termina de sorprenderme el exacerbado desencuentro que las personas vivimos en estos tiempos. Podemos observarlo en los medios de comunicación donde, cada vez más, se diluyen los diálogos constructivos para dar lugar a las disputas y peleas de todo tipo.
Las noticias dejaron de ser importantes y el protagonismo lo tienen las expresiones críticas que, por lo general, tienen un trasfondo destructivo, despectivo y descalificador dirigido contra alguien en particular que parece terminar siempre siendo una especie de enemigo.
Desde este posicionamiento es muy difícil construir un mundo armónico para “todos” nosotros.
Las personas queremos que los otros sean lo que nosotros deseamos o necesitamos; y terminamos exigiéndoles que sean el modelo de “ser ideal” que nosotros mismos, no logramos encarnar. Así, nos volvemos intolerantes, y desde nuestra propia debilidad, terminamos lastimando a los otros.
Desgraciadamente, este fenómeno podría darse también dentro de la iglesia, y por eso es bueno reflexionar y poner conciencia acerca de esto.
Dice el Salmo 133.1: “¡Cuán bueno y agradable es que los hermanos convivan en armonía!
El mensaje de amor, del que nos dio ejemplo nuestro Señor Jesucristo, podría verse distorsionado por nuestras actitudes egocéntricas (centradas en nuestra propia satisfacción) que descuidan uno de los propósitos fundamentales de Dios que es que seamos una unidad, un cuerpo espiritual del cual Cristo es la cabeza.
“Vivir en armonía no significa que debamos estar de acuerdo en todo; habrá tantas opiniones como notas en un acorde musical. Pero estamos de acuerdo en nuestro propósito en la vida: ‘trabajar juntos para Dios’. Nuestra expresión externa de unidad debe revelar nuestra unidad interna de propósito.” (comentario de la Biblia del Diario Vivir).
David declaró que la armonía es agradable (se siente bien) y es buena (tiene buenos resultados). Fíjate cómo comienza y cómo termina el Salmo 133 que mencionamos anteriormente: “¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! (…) Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna”.
Como miembros de la iglesia de Cristo, la unidad en armonía debería ser una meta fundamental que nunca debemos descuidar.
Primeramente, porque es un deseo de Cristo. Él oró al Padre diciendo: “No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.” (Juan 17.20-21).
Pero también se nos hace imprescindible considerarla ya que es, en ese escenario de unión y armonía entre nosotros, donde Dios envía bendición y salvación.
Que podamos ser inspirados a contribuir favorablemente a una convivencia que se fortalezca cada día en un espíritu de unidad desde donde poder gozar de la experiencia constante de vivir, crecer y servir en plenitud, conforme a los buenos propósitos de Dios.
Te mando un fuerte abrazo.
Sergio