Reflexiones
ANTIDEPRESIVO NATURAL
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
Más allá de lo singular de cada experiencia personal, coincidiremos en que la manera de vivir actual y los modos de relacionarnos (entre nosotros, con las cosas, y con nosotros mismos) son, muchas veces, nocivos.
Una señal de esto es que, desde hace unas décadas, pero en especial en los últimos años, se va dando un notable crecimiento de casos de personas con trastornos psiquiátricos por la ansiedad y la depresión. Fluoxetina, Citalopram, Sertralina, Paroxetina, Alprazolam, Diazepam, Clonazepam, etc., son algunos de los componentes básicos de muchos de los medicamentos más consumidos en el mundo entero, porque el organismo humano es vulnerable a diferentes factores que podrían generar desequilibrios químicos, que algunas veces deben ser contrarrestados con la ayuda de cierta medicación (obviamente que siempre suministrada responsablemente por un médico especialista) ¡Bienvenida sea esta ayuda cuando es necesaria!
Pero también, y del mismo modo, una manera de vivir caracterizada por la exacerbación de ciertos estímulos se podría tornar disfuncional y desencadenar procesos muy complejos y hasta patológicos, es decir que también puede producir desequilibrios químicos y hasta enfermedad.
En la Biblia, encontramos un relato impresionante en el libro de Lamentaciones. El escritor, probablemente el profeta Jeremías, reconoce el estado de pérdida tremenda que sufre él y todo su pueblo, y obviamente recuerda el esplendor de días pasados (y todo lo que se ha perdido); también expresa la frustración y el desánimo porque aún no llega el cambio o la solución que se espera. Por lo cual, todo lo que vive está relacionado con un escenario tremendamente oscuro y doloroso.
Pero en un momento se detiene, y se reconoce. Toma conciencia de lo que está haciendo. Se da cuenta que quedó atrapado en los sentimientos de estar mirando sólo lo que ‘era y ya no es’ y ‘lo que debería ser y aún no es’… y entonces escribe acerca de su error:
“De mí se ha alejado la paz y he olvidado ya lo que es la dicha. Hasta he llegado a pensar que ha muerto mi firme esperanza en el Señor. Recuerdo mi tristeza y soledad, mi amargura y sufrimiento; me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo_ (‘me deprimo’-NVI). _Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza: El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío! El Señor es bueno con los que en él confían, con los que a él recurren. Es mejor esperar en silencio a que el Señor nos ayude.” (Lamentaciones 3.17-26)
El escritor cambia radicalmente su foco, y de la frustración el dolor y la desesperación pasa a la paz y la esperanza casi en un instante. ¿Sabés por qué? Bueno, primeramente, porque deja de estar viviendo con un pie en el pasado, o con los dos pies puestos en el futuro, lo cual debilita y enferma. Pero, además y especialmente, porque existe un tremendo poder restaurador de nuestra paz, nuestro gozo y nuestra esperanza cuando podemos reconocer y confiar en que cada día se renuevan las bondades de Dios para con nosotros porque su amor no tiene fin.
¡Este sí que es un ‘antidepresivo poderoso y natural’!… No tiene contraindicaciones, puede ser tomado en cualquier momento del día y siempre tendrá un efecto inmediato.
Que esta semana podamos tomar cada día una abundante dosis de contemplación de la magnitud y eternidad del amor de Dios, y de su presencia palpable alrededor nuestro.
Te mando un fuerte abrazo.
Sergio Daniel López