Reflexiones
NECESIDAD Y SATISFACCIÓN
Reflexiones breves de inicio de semana
Por Sergio Daniel López
Una constante en la vida de todo ser humano es la dinámica de la necesidad y la satisfacción. La necesidad es una presencia constante en nuestra cotidianidad, en todas las personas, estén donde estén, y tengan la edad que sea.
Tenemos diferentes tipos de necesidades, y referidas a distintas dimensiones de nuestra existencia (probablemente conozcas los estudios de A. Maslow, y su “pirámide” de necesidades): a) Necesidades Básicas -de orden fisiológico- (respiración, alimentación, descanso, sexuales, etc.), b) Necesidades de Seguridad (vivienda, empleo, seguridad física, etc.), c) Necesidades de Afiliación (amistad, afecto, intimidad, etc.), d) Necesidades de Reconocimiento (confianza, respeto, autoestima, etc.) y e) Necesidades de Autorrealización (espirituales, creativas, trascendencia, etc.).
Cada una de nuestras necesidades son las que impulsan nuestros aprendizajes, y de alguna manera, movilizan todas nuestras acciones. Sin ellas, evidentemente no nos desarrollaríamos.
Pero un error bastante común que las personas cometemos es no reconocer con claridad cuáles son las verdaderas y más profundas necesidades que tenemos, y el costo de esto es muy doloroso y frustrante, porque podríamos salir a buscar la satisfacción de un modo errado. Si desconocemos nuestra necesidad, entonces buscaremos sin rumbo, solo consiguiendo compensaciones provisorias que nos dan un placer momentáneo, pero que nunca terminan de satisfacernos.
Podemos leer en la carta de Santiago 4:2(b)-3 que el apóstol dice: “…No consiguen lo que quieren porque no se lo piden a Dios; y si se lo piden, no lo reciben porque lo piden mal, pues lo quieren para gastarlo en sus placeres.”
Este es un llamado de atención respecto de “qué” y “dónde” estamos buscando la satisfacción a nuestras necesidades más profundas. Resulta penoso que las personas suframos de insatisfacciones simplemente porque estamos buscando en cualquier lugar, y de cualquier modo, lo que solo podemos encontrar en Dios.
El mismísimo rey David, supo decir: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Salmo 23:1). Su certeza era que, tal como las ovejas que él mismo cuidaba con amor en su juventud sin que les faltara nada, así también podía depender de Dios para todo, y eso marcó su vida. No era su habilidad personal, ni su estatus social, ni su poder o riquezas lo que garantizaba su seguridad de satisfacción, sino la presencia y el cuidado del Señor (el Buen Pastor), que se ocupaba de él y de suplir todas sus necesidades.
Hoy, para nosotros, sigue vigente la invitación de Jesús, diciéndonos: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (S. Mateo 7:7-8).
Para terminar esta reflexión de hoy quiero invitarte a que te hagas 3 preguntas:
La primera es ¿Cuáles son tus necesidades más profundas hoy?… la segunda, ¿Cómo estás pensando en satisfacerlas?… y por último, ¿No pensás que sería bueno incluir a Dios en ello?
Te mando un fuerte abrazo.
Sergio Daniel López